PROGRAMA ERASMUS+: MOVILIDAD A KOŠICE


Nuestra aventura comenzó el domingo 5 de noviembre en la estación de autobuses de Logroño a las 7:45. Allí nos esperaba un largo viaje en autobús hasta la T4 del aeropuerto Madrid-Barajas Adolfo Suárez. Tras un leve susto por el retraso de una hora en nuestro vuelo con destino Praga, embarcamos en el avión y llegamos a la capital checa, donde nos tocaría esperar unas 3 horas para luego tomar nuestro último vuelo hacia nuestro destino final: Košice. Allí nos esperaban las familias que, desde el principio, nos recibieron con los brazos abiertos. Era tarde por lo que nos fuimos a la cama para reponer energías y, de esta forma, afrontar una semana llena de aventuras, nuevas experiencias y trabajo.

Nuestras mañanas empezaban como las de cualquier estudiante europeo. Desayunábamos, nos vestíamos y nos dirigíamos al colegio donde nos esperaba un proyecto nuevo. El primer día fueron todo sorpresas: nos presentaron el colegio donde vimos cosas realmente novedosas (como los šatník, una especie de vestuario donde los estudiantes se cambiaban sus grandes y pesadas botas por unas suaves, peludas y cómodas zapatillas de casa). Otros días acudíamos a clase para ver su sistema educativo. Nos llamó la atención la forma en la que recibían al profesor ya que todos los alumnos se ponían de pie y esperaban a que el profesor se colocase en el frente de la clase donde recita unas palabras a las que los estudiantes respondían sentándose.

Sobre la una del mediodía llegaba el momento de comer en el comedor escolar. Tomaban una sopa como entrante y un plato principal, no muy bueno, acompañado de leche o zumo. Rara vez era la que tomaban agua y todavía menos usual que fuese agua sin gas.

Después de comer, teníamos trabajo en equipo relacionado con los temas a tratar en el proyecto Erasmus. A continuación, venían actividades más lúdicas como un taller de artes o un partido de floorball.

El entretenimiento de las tardes corría a cargo de las familias que nos acogían. Todos los estudiantes de Erasmus nos juntábamos y realizábamos alguna actividad en la ciudad.

El fin de semana lo dedicamos al turismo fuera de la ciudad. El sábado fuimos a un pueblo al norte de Eslovaquia, Bardejov, reconocido patrimonio de la UNESCO. Esta excursión la hicimos todos los estudiantes de Erasmus y los profesores. El domingo, las tres familias que nos acogían a los estudiantes españoles, acordaron realizar una excursión a los Altos Tatras en el norte del país. Sin duda fue un paisaje increíble. Degustamos una comida típica de la zona en un restaurante situado en un enclave acogedor. Se trataba de un lago parcialmente helado desde el cual se podían ver las cumbres más altas que estaban totalmente nevadas.

Ha sido, sin duda, una experiencia inolvidable y esto nos anima a invitaros para que si tenéis la oportunidad de vivir algo semejante, no la desaprovechéis.

Queremos dar gracias a las familias por acogernos tan bien y al colegio por recibirnos con los brazos abiertos y preparar una semana tan divertida y productiva.

D´akujem!

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