¿A qué jugamos hoy?

Hoy vamos a hablar de la importancia del juego como herramienta de aprendizaje. Desde un punto de vista pedagógico puede ser considerado un medio, pero también es un fin en sí mismo porque contribuye al desarrollo humano.

La primera pregunta que nos puede surgir es ¿Qué es el juego? La RAE lo define como la actividad que realizan uno o más jugadores, empleando su imaginación o herramientas para crear una situación con un número determinado de reglas, donde puede o no haber ganadores y perdedores con el fin de proporcionar entretenimiento o diversión, en muchas ocasiones, incluso como herramienta educativa, pues en la mayoría de los casos funcionan estimulando habilidades prácticas y psicológicas.

A partir de la propia definición ya podemos encontrar las “bondades” del juego, por un lado, estimula nuestra creatividad, nos ayuda en la tolerancia a la frustración, (aprendemos a perder y a que no se puede ganar siempre), a superar miedos, a plantear retos, a perfeccionar el lenguaje, desarrollar la memoria y a aumentar el desarrollo intelectual, y nos permite desarrollar una serie de competencias y habilidades necesarias para nuestro desarrollo personal y social.

Al ser un medio va ha permitir a los niños y niñas comunicarse y entender mejor a las demás personas, desarrollar la empatía y la asertividad, y por ser un fin, va a ayudar a los infantes a desarrollar su capacidad de acción, su control de la experiencia, y en su toma de decisiones, lo que se traduce en un aprendizaje más profundo.

Otra de las bondades del juego la encontramos relacionada con la autoestima, a través del juego los niños se muestran tal y como son y aprenden a conocerse, les va a permitir confiar en que son capaces, autónomos y protagonistas de su propio aprendizaje.

El niño que juega es feliz, y si un niño es feliz seguro que aprenderá de forma más rápida.

Desde esta perspectiva de herramienta pedagógica, los educadores hemos de aprovechar su enorme potencial de aprendizaje.  Y como hemos comentado, ya que el juego constituye una de las formas más importantes con las que los niños y niñas adquieren conocimientos y competencias esenciales, será fundamental incorporarlo en nuestra metodología de enseñanza.

Los beneficios del juego son indiscutibles y, por tanto, es labor de padres y educadores compartir estas experiencias de juego el mayor tiempo posible. En ocasiones los adultos, estamos cansados o entendemos que tenemos otras cosas que hacer y permitimos que nuestros hijos e hijas realicen juegos de forma individual o ayudados de herramientas tecnológicas (móviles o Tablet). Este tipo de juegos si se realiza de forma ocasional, no tiene porque ser perjudicial, pero si se convierte en una rutina va a propiciar que se pierdan gran parte de los beneficios del juego: la comunicación, sus capacidades motoras, el papel activo, habilidades sociales, la cooperación, etc. Pero quizás lo más importante, es que ambos, padres e hijos, nos perdemos la oportunidad de interaccionar y compartir tiempo de calidad y emociones compartidas.

Es evidente que a medida que la sociedad evoluciona, también cambia al unísono la forma de jugar, cambiará el medio, pero no cambiará el fin último del juego: ayudarnos a crecer como personas, descubrir el mundo que nos rodea y a vivir en sociedad.

Está claro que el juego da muchas posibilidades educativas y, aunque el niño no juega para aprender, acabará por aprender jugando porque, sin duda, los juegos son aprendizaje y nuevas experiencias.

El juego constituye una estrategia esencial para el aprendizaje y la enseñanza.

Desde aquí os invitamos a jugar con vuestros hijos e hijas, disfrutar de esa experiencia lúdica y única.

En el siguiente enlace podéis encontrar juegos atractivos que os pueden ayudar en vuestra labor educativa con los que pueden trabajar destrezas y adquirir conocimientos sobre lengua, matemáticas, ciencias, etc.

https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/juegos-mesa-educativos-clase-aula/