La comunicación efectiva y positiva

Vivimos en una era donde realmente prima el poco tiempo libre, el estrés y la abundancia de tareas, aspectos que dificultan que los padres y madres puedan logran una relación de calidad con sus hijos. Ante esta dificultad se suma que a menudo los adultos no saben cómo llevar una comunicación efectiva y positiva con sus hijos/as, por lo que si quieren modificar su conducta a veces no son capaces de adaptar la información para que sean capaces de comprender el mensaje adecuadamente. Con ello, es posible que los pequeños tarden más tiempo en cambiar su conducta.

¿Y realmente conocemos qué es la comunicación efectiva? Consiste un proceso de intercambio de ideas, pensamientos, opiniones, datos, etc. con el propósito de que el mensaje se reciba de forma correcta y se entienda con claridad. Es decir, se trata de que el receptor comprenda la información que se le está ofreciendo y actúe en base a eso. Por lo tanto, el transmitir con eficacia podemos conseguir que tanto el emisor y el receptor se sientan satisfechos. Además, contribuye a crear un clima de seguridad y confianza ya que intentas adaptarte a la persona formando un mensaje breve, preciso y claro.

Acciones que nos dificultan la comunicación efectiva con nuestro hijos:

  • Centrarnos en que nos deben escuchar, pero olvidamos que tenemos que realizar una escucha positiva para atender sus dudas, dilemas…y analizar lo que están entendiendo.
  • Les hablamos sin tener en cuenta tanto su edad, como su desarrollo cognitivo y afectivo social. No adaptamos nuestros mensajes y nuestra forma de comunicarnos a ellos.
  • Ven a los adultos como figuras autoritarias.
  • Siempre vamos con prisas y no intentamos buscar su atención en algo que le motive.

A pesar de estas dificultades es posible llevar a cabo este proceso, por ello os voy a presentar varios trucos para saber cómo hacer que nuestra comunicación sea efectiva y positiva durante situaciones problemáticas que puedan ocurrir en cualquier lugar.

  1. Da órdenes que lleve a una acción:
  2. Graduar la intensidad (ni muy débil, ni muy agresivo)
  3. Hablar con entusiasmo y cariño.
  4. Decir frases claras y simples “a lavarse las manos” “recogemos los “juguetes” …
  5. Hacer gestos con las manos para transformar la energía en positivo.
  • Pon límites evitando el exceso de “Noes”:
  • No exijas a tu hijo demasiadas cosas.
  • Mantén las normas de casa desde la comprensión de sus propias necesidades.
  • Coherencia entre lo que decimos y la energía que transmitimos.
  • Hablar con tranquilidad y de forma pausada (aquí…no…; ahora…comer…).
  • Realiza preguntas de curiosidad: estrella de la Disciplina Positiva porque las preguntas son poderosas y sencillas.
  • Prohibido utilizar una orden “recoge los juguetes”.
  • Permitido utilizar una pregunta como “¿Qué tienes que hacer después de jugar? En la respuesta de tu hijo/a vas a entender si sabe lo que debe hacer. Si te responde con un “no sé”, puedes aclararle los pasos a seguir.
  • Usa el humor y el juego como tu aliado: a los niños les sorprende y les encanta ver como sus padres juegan y ríen también. Por lo general, explicar algo importante a tu hijo/a suele ser costoso, y dependiendo de su edad va a prestar más o menos atención hacia lo que contemos. Por ello se recomienda realizarlo mediante un juego, teniendo en cuenta aspectos llamativos para él o ella. Algunos ejemplos de juegos son:
  • Poner caras o voces raras.
  • Disfrazaros.
  • Poneros una nariz de payaso.
  • Hacer imitaciones de cada uno…
  • Mensajes desde el YO y ser sincero: evita usar frases “por tu culpa” o “otra vez igual, siempre haces…” que juzgan y hace que se levante una coraza en tu hijo/a que no permite la comunicación.

Usa frases objetivas y claras, usando fórmulas como:

  • “YO ME SINTO…CUANDO TÚ…(Yo me siento molesto/a cuando te toca recoger la mesa y te lo tengo que recordar)
  • “YO PREFERIRÍA QUE…ME GUSTARÍA QUE…
  • Hacer negocio positivo con pequeñas asambleas: es importante aprender a negociar obligaciones, tareas y responsabilidades desde el entendimiento y comprensión. Para negociar hay que aprender a escuchar, empatizar, ceder, respetar el turno de palabra y pactar un acuerdo.

Entonces una idea muy positiva es buscar soluciones “gano-ganas” creativas, para que TODOS GANEN. Por ejemplo: no os ponéis de acuerdo con la película de cada fin de semana, pactar un calendario para cada uno elija un sábado.

  • Usar la técnica del bocadillo: esta técnica sirve para decir algo que nos disgusta de la otra persona, ¿cómo?

PAN: decimos algo agradable de la otra persona.

RELLENO: contamos cómo nos sentimos, lo que nos molesta (mensaje del yo) y explicamos lo que queremos.

PAN: terminamos diciendo de nuevo algo agradable para él o ella.

De esta manera minimizamos el impacto de nuestro mensaje en la otra persona y aumentamos la probabilidad de escucha, comprensión y cambio en el otro.

En definitiva, la comunicación y educación de vuestros hijos, así como la de nuestros alumnos, debe partir de la firmeza sin renunciar a la asertividad, eficacia y positividad. Y para ello el tiempo no debe convertirse en un problema sino en nuestro mejor amigo. Dedicar tiempo de calidad en nuestros jóvenes, preocuparnos por ellos, escucharlos y comunicarnos de una manera u otra aporta muchos beneficios en vuestros hijo y no solo les enseña a saber comunicarse correctamente con los demás, sino que va a determinar su desarrollo emocional y su forma de desenvolverse y entablar relaciones en su vida diaria.