La violencia en la televisión

Hoy en día estamos rodeados de pantallas y nuestros hijos también. Los niños pasan un promedio de 3 a 4 horas diarias delante de ellas, de las cuales gran parte es frente a la televisión y no siempre acompañados de un adulto.

El número de horas y los programas que visualizan los niños pueden tener una gran influencia en el desarrollo del sistema de valores, en la formación del carácter y en su conducta.

Las mayoría de los programas de ficción que emiten en TV contienen violencia. Para hacernos una idea, un adolescente, antes de acabar este periodo evolutivo, habrá contemplado más de 13.000 muertes.

Las variables implicadas en el impacto negativo de la violencia televisiva son los siguientes:

  • El contexto donde ocurre esa violencia: Si los contextos violentos que se nos ofrecen son similares a nuestro medio vital habitual, se podría dar un aumento de las actuaciones violentas por identificación con las La mayor parte de la violencia en televisión ocurre en contextos interpersonales muy similares a nuestras propias vivencias.
  • La justificación de la violencia: La violencia gratuita tiende a aumentar el comportamiento violento, en la muchas de las situaciones de conflicto que aparecen en la pequeña pantalla no se presenta como el último recurso sino más bien como el único.
  • El contenido de la justificación: Qué se nos puede decir con esa violencia. Los héroes violentos suelen erigirse en portadores de la verdad y la justicia, y dictaminan la bondad de los hechos por encima de los criterios éticamente aceptados por la sociedad.
  • La persona que percibe la violencia: Evidentemente la receptividad de la persona que está expuesta a las acciones violentas en la televisión depende de muchos factores, los principales podrían ser las siguientes:
    • Grado de frustración con el que se encuentre el televidente (situación puntual que acentúa la contemplación de la violencia).
    • Agresividad del perceptor (los más agresivos tienden a actuar de forma más violenta cuando ven este tipo de acciones).
    • En el caso de los niños hay que añadir la fragilidad de sus criterios éticos, que les hace aceptar las expresiones violentas sin discernir su idoneidad.

Por otra parte, la asunción de la violencia por parte de los más pequeños se puede explicar a través de distintos mecanismos psicológicos. Los más destacados podrían ser los siguientes:

  • Identificación con los personajes de los programas televisivos.
  • Imitación de un modelo socialmente aceptable, el héroe, por parte del menor.
  • Agudización: La violencia incrementará el comportamiento violento de sujetos propensos a la En muchas ocasiones, actúa como estímulo desencadenante en aquellos niños especialmente inquietos.
  • Ansiedad: El temor ante el entorno que se nos presenta como violento, conduce a respuestas defensivas basadas en la violencia.
  • Asociación (relacionado con el Condicionamiento Clásico): Se trata de asociar que ante situaciones de conflicto la única respuesta posible es la respuesta violenta. La repetición de este mecanismo va a generar el siguiente proceso en la persona:
    • Activación del individuo: La repetición de respuestas violentas va a disminuir el umbral de sensibilidad del niño ante la misma y le va a facilitar emitir respuestas similares.
    • Desensibilización (Ley de la Habituación ante la repulsa de la violencia): La sucesiva exposición ante situaciones violentas produce que el niño cada vez sienta menos malestar ante las mismas. Esto podría explicar el silencio en los procesos de victimización entre iguales. Es posible que un niño que está acostumbrado a aceptar las respuestas violentas como “normales”, no le va a suponer malestar ver cómo se llevan a cabo dichas conductas con personas de su entorno (iguales y adultos).

Ante esto, los padres pueden ser un factor protector, ¿cómo? protegiendo a los niños del exceso de violencia en la televisión con las siguientes acciones:

  • Prestando mayor atención a los programas que ven los niños.
  • Estableciendo límites en el tiempo que pasan viendo televisión.
  • Evitando que vean aquellos programas conocidos como violentos. Explicar al niño aquello que consideran malo del programa.
  • Cambiar el canal o apagar el televisor cuando aparecen escenas ofensivas.
  • Señalar al niño que aunque el actor no se hizo daño, hirió, o murió durante el programa, la violencia puede producir dolor o muerte si sucede en la vida real.
  • Desaprobando los episodios violentos que suceden frente a los niños, enfatizando el hecho de que esa no es la mejor forma de resolver un problema.

La televisión bien empleada puede tener muchos efectos beneficiosos como la capacidad para enseñar y adquirir conocimientos, cultura, ampliar el lenguaje, reforzar hábitos y potenciar valores, etc.

Para que la televisión adquiera este sentido, es imprescindible la implicación de los padres, eligiendo los programas adecuados a la edad, sencillos, cortos, atractivos y entretenidos.