LOS ABUELOS, un pilar con experiencia

La integración de los abuelos a la vida familiar suele tener un papel diferente al de los padres. Hay muchos casos en los que los abuelos sustituyen “abusivamente” a los padres haciendo de “canguros”: Para los padres, “sale más económico y los hijos estarán bien atendidos”.

Una de las principales preocupaciones de los padres es dejar a sus hijos bien cuidados cuando ellos se van al trabajo o faltan de casa.

▪ Hay que realizar una introducción progresiva de esa nueva persona o institución (guardería, colegio…) en la vida del niño.

▪ Hay que mostrar una total confianza hacia esa elección para que, tanto el niño como los padres, estén absolutamente tranquilos.

▪ Si es posible, conviene mantener los mismos hábitos que se seguían hasta que se ha producido el cambio: horarios, comidas, tiempo de parque…

Los padres deben transmitir a los hijos una buena y sana estima por los abuelos: no percibir su relación como meros ayudantes, sino como elementos insustituibles en el proceso de formación de los niños, merecedores de respeto y amor.

Algunos padres que han tenido que recurrir a dejar los hijos con los abuelos o alguna otra fórmula (guardería, canguro, etc.) han sentido una sensación de culpabilidad y descontento por no dedicar todo el tiempo que hubieran querido a los hijos y porque quieren controlar lo más posible su desarrollo. Pero la realidad y la experiencia hacen caer en la cuenta de que es imposible llevar un control absoluto, tanto del trabajo como de los hijos, la pareja, la casa, los amigos, etc.; por eso es necesario aliviar responsabilidades y evitar tensiones. Para conseguirlo, desde el principio y antes de que aparezcan los sentimientos de culpa y las posibles frustraciones, es importante:

▪ Dejar de lado la idea de Superwoman o Superman: Nadie puede ser una madre o padre ejemplar, una esposa o esposo ideal y un excelente trabajador sin ningún tipo de fallo y gustando a todo el mundo. Todos comentemos errores y todos necesitamos comprender que no siempre vamos a ser perfectos en todo, “llegamos hasta donde llegamos”.

▪ Si los padres se tienen que ausentar del hogar por razones de trabajo, han de permitirse dejar en manos de personas de confianza el cuidado de sus hijos.

▪ Antes que unos padres frustrados, tensos o deprimidos, los hijos necesitan de unos padres afectuosos e interesados por su desarrollo, unos padres “accesibles”, con los que puedan jugar o simplemente, que desde pequeños sepan que están ahí, y puedan acudir en cualquier momento. Eso no quita para que, como padres, haya que marcar ciertos límites, ya que ellos ayudarán a crecer y los preparará desarrollándolos integralmente como personas de cara al futuro.

▪ Abandonar el sentimiento de culpabilidad: En el contacto con nuestros hijos se cumple una vez más el principio de que no es tan importante la cantidad de tiempo que pasemos con ellos, como la calidad del mismo.

Debe asumirse también que la relación con los abuelos puede ser difícil. En la vida hay algunos aspectos ásperos que se ponen más de manifiesto en la vejez, y saber admitirlo es una manera de aceptar la realidad y prepararse para vivirla.

Se trata de escoger entre una actitud paterna que querría evitar a sus hijos todo tipo de sufrimientos, y otra que pretende programar algunas frustraciones para que el niño vaya aprendiendo a afrontar las que sin duda surgirán a lo largo de su vida.

Debe considerarse también que el papel de los abuelos en nuestra sociedad actual puede generar “celos” en los padres de que les quieran más que a ellos, o que les eduquen a su manera, o que se “entrometan” en sus vidas. Son temores comprensibles cuando son los abuelos quienes pasan más tiempo con los niños, debido a los horarios y obligaciones profesionales de los padres. Hay ocasiones en que se produce una «competitividad» entre abuelos y padres. Estos últimos se hacen preguntas del tipo: ¿habrá comido lo suficiente?, ¿se echó la siesta a su hora?, ¿nos echó de menos?, etc.

Conviene que las dos generaciones, padres-abuelos, se pongan de acuerdo respecto a las pautas fundamentales.

En general, podemos afirmar que los abuelos (tanto hombres como mujeres) son un testimonio de las diferencias generacionales, pero aunque ya hemos hablado de su importancia en el proceso de maduración de los niños, también debemos mencionar que hay veces que esta posibilidad se ve limitada por la actitud de los propios abuelos.

Los abuelos deben hacer un esfuerzo por integrarse en la vida familiar de los hijos y nietos:

a) Defienda la preeminencia de su papel: consiga merecer la confianza de los padres y la aprobación del niño. Así resultará útil a ambas generaciones.

b) Ofrézcase, si lo ve posible, para atender a los niños regularmente o cuando lo necesiten. Puede hacerse cargo de los niños para que no vayan a la guardería o, en otro caso, atenderlos los domingos después del almuerzo o los sábados por la noche. Los padres lo agradecerán.

c) Busque tiempo para hablar con cada uno de ellos. Hábleles de sus padres cuando tenían su edad…

e) Nunca les diga a sus hijos cómo deben proceder en presencia de sus nietos.

f) Sea un remanso de paz y estabilidad para ambas generaciones. Deje que recurran a usted y prodíguese en dar consuelo, experiencia y amor familiar, para así proporcionar estabilidad a todos los miembros de la familia.

En España el Día de los Abuelos se celebra tradicionalmente el día 26 de julio coincidiendo con la liturgia católica que conmemora a San Joaquín y a Santa Ana, padres de la Virgen María y, por tanto, abuelos de Jesús.

Esta conmemoración de los abuelos coincide en fecha con muchos de países latinoamericanos, sin embargo, a nivel internacional, también existe una celebración promovida por la ONU que recuerda a las personas mayores, en general: el Día Internacional de las Personas de Edad.

En otros países como Canadá, Reino Unido o Italia se celebra en los primeros días del mes de octubre.

En resumen y como conclusión, debemos quedarnos con estas ideas importantes:

  1. Los abuelos de hoy día han cambiado. Es verdad que están más dispuestos a ayudar a los hijos para cuidar a los nietos, pero también reclaman una libertad y autonomía que hasta la fecha les ha faltado y el bienestar de la sociedad actual les proporciona.
  2. La relación y el contacto con los abuelos siguen siendo muy enriquecedores para los niños y adolescentes.
  3. Los abuelos representan la memoria histórica y los orígenes de la familia.
  4. Los abuelos transmiten el testimonio de otras épocas, la continuidad generacional, la pertenencia a un árbol familiar: aspectos fundamentales para el desarrollo psicológico de los niños.
  5. Los abuelos suponen un complemento a la educación que los hijos reciben de sus padres.

EL ABC DEL ABUELO 10

1 Tener claro hasta qué punto puede ayudar. No comprometerse haciendo excesos.

2 Plantear situaciones creativas, que puedan facilitar espacios propios de los abuelos.

3  Que los hijos respeten su salud y sus fuerzas. Si hay varios hijos que requieren el cuidado de los nietos, buscar la situación más adecuada y equilibrada.

4 – Ser consciente de que la educación corresponde a los padres, y que la de los abuelos es una labor subsidiaria. Respetar que la última decisión siempre la tienen los padres.

5 – Plantear sus criterios y dialogar con los padres sobre: las comidas, los ritmos de sueño de los nietos…

6 – Si debe cuidar a los nietos y existen dificultades, hablarlo cuando los niños no estén delante, buscando soluciones, pero nunca cuestionando los criterios de los padres.

7 – Si opina diferente sobre la educación, intentar comprender a los padres, pues para ellos también es un conflicto difícil de resolver.

8 – Saber que su posición es de ayuda, que hace una gran labor que implica un sacrificio importante, y que, encima, supone quedarse en un segundo plano en las decisiones.

9 – Descubrir la satisfacción de poder ayudar a sus hijos en la tarea de educar a los nietos.

10 – Saber que en el fondo no importa tanto el reconocimiento como el poso de amor y de confianza que deja en sus nietos: eso es impagable e insustituible.

Aprovechad el tiempo con ellos, padres e hijos. Aquí, algunas sugerencias para ello:

-Realizad de forma conjunta un árbol genealógico de la familia (con nombres, trabajos a los que se dedicaban…). Dicen que “recordar es volver”, como afirma nuestro lema de Escolapias, aprovechémoslo.

-Preguntad a los abuelos por historias del pasado: juegos de su época, cómo pasaban el tiempo, cómo era el lugar donde vivían, tradiciones…

-Aprovechad para buscar en el pasado: cómo se conocieron, cómo se casaron, cómo fue el parto de sus hijos… cualquier cosa que se os ocurra que pueda ser curiosa y enriquecedora.

-Llevad a cabo un taller de manualidades con ellos fabricando un juguete de entonces (una pelota de tela, un juego de chapas…). Hay muchas ideas para ello en internet.

-Que no siempre sea algo en una única dirección (que los abuelos expliquen y los nietos escuchen). Podemos aprovechar los conocimientos de nuestros hijos para que sean ellos los que enseñen a “sus mayores” (conocimientos de internet, tocar algún instrumento…).

-Ver fotos antiguas con ellos hará que recuerden y nos digan detalles que de otro modo pasarán casi seguro por alto.

-No perdamos la tradición de preparar alguna vez alguna sorpresa/manualidad hecha por nosotros para sorprenderles. Serán los que mejor la guarden con el amor que un abuelo siente por su nieto.

                LOS ABUELOS NUNCA MUEREN, SE VUELVEN INVISIBLES