Educar con humor

Un nuevo curso que ya ha comenzado y con los ojos abiertos, como nos invita el lema de este año escolar.

De nuevo os presentamos una serie de artículos dedicados a la formación de las familias. Y es que todos necesitamos reciclarnos de vez en cuando, sobre todo si tratamos con personas. En vuestro caso, es una convivencia de largo recorrido y que muchas veces se hace cuesta arriba. Por eso si compartimos nuestra tarea y, por supuesto, si aunamos esfuerzos, los grandes beneficiarios serán nuestros alumnos, es decir, vuestros hijos.

En esta primera entrega, os ofrecemos un breve artículo que trata el humor en la educación. De hecho, algunos estudios recientes confirman que lo que se aprende a través del humor, se retiene más tiempo en el cerebro y de forma más significativa, porque se fija a través de una experiencia positiva.

Recordemos por un momento cuando éramos niños… ¿recordáis las carcajadas que nos echábamos muchas veces por nada?, ¿esos momentos mágicos e inolvidables que terminaban con agujetas en la zona abdominal y súplicas a nuestros acompañantes para que pararan de reír?, ¿las caras de los adultos que no entendían nada y eso nos provocaba aún más risa?… 

Enlazando el humor con la educación, traigo a colación una película que refleja cómo éste puede cambiar el modo en que vivimos la realidad. En ella, una familia se ve sacudida por el horror de la guerra y en mitad de muchas hostilidades, ofrecen al hijo una perspectiva positiva, lúdica e incluso de aprendizaje. “La vida es bella” nos da ejemplo de que los niños tienen que tomarse su tiempo de infancia como tal, por muy cruel que los adultos hagamos la realidad. Por tanto, no permitamos que nuestros seres más queridos, pierdan su derecho a vivir y disfrutar de manera lúdica su etapa primera y más primordial sobre la que se construirá su futuro.

Dicho esto, pasamos a hablar ahora del papel del padre en la educación. Hoy en día luchamos juntos por una sociedad igualitaria y esto indica que vamos por buen camino, aunque un poco a destiempo, en el sentido de que ya tendríamos que dejar de hablar de ello porque no sería necesario. Pero la realidad es la que es y muchas veces es la madre la que carga con el papel de educadora de los hijos. Por eso, recomendamos la visualización del siguiente vídeo. En él, Carles Capdevila nos cuenta con mucho humor el papel del padre en la educación de los hijos. VER VÍDEO

Los niños se van construyendo con nuestro ejemplo, es decir, son reproductores de conductas que las hacen propias. Ya es sabido que en una casa en la que los padres dedican un tiempo a la lectura, sus hijos suelen ser lectores; mientras que en otra donde se habla mal y hay disputas constantes, esos hijos suelen tener problemas de relación con los demás. Un ejemplo muy claro y real: una familia paseaba en las cercanías de un colegio cuando, en ese mismo instante a los alumnos que jugaban en el patio se les escapó el balón a la calle. El padre se acercó al balón, lo cogió y se lo devolvió lanzándolo por encima de la valla. Justo después de realizar este acto, que bien podríamos denominarlo como cívico, su hijo menor que jugaba por el camino con su «pelotita», y habiendo visto lo que su padre hizo, la lanzó hacia el patio. Es decir, imitó lo que su padre había hecho. Si consideramos buena la risa, practiquémosla frecuentemente para que ellos aprendan a utilizarla en su día a día y les sea todo más agradable.

Por lo tanto, si nos acostumbramos a gestionar la educación de nuestros hijos intercalando el humor con la seriedad que corresponda a cada instante, sólo sacaremos beneficios, ya que podremos disfrutar de esta tarea y ellos tendrán experiencias positivas y, entre otras muchas cosas, sus relaciones con los demás serán enriquecedoras.

Always look at the bright side of life” (Monty Python)